La peña del reloj es un rincón de la pedriza, que no te cansas de volver, placas verticales con unos movimientos muy técnicos. El pasado sábado nos dimos cuenta de que fue un acierto elegir este lugar, ya que las nieblas con las que amaneció el día quedaron muy abajo, dejando un explendido día lleno de sol, quizás demasiado.
En esta excursión nos animamos unos cuantos a subir: Pablo, Jaro, Marcos, Nuria y mi hijo Diego el cual se esta iniciando a salir al monte, a ver si hay suerte y podemos compartir afición.
Una vez todos en este lugar ,llega el momento de calentar, es de todos sabido lo bien que se nos da esta fase antes de empezar la actividad física, que mejor calentamiento que hacer un 7b "metal y tal"
Marcos haciendo lo suyo en los pasos claves
Jaro después de los movimientos claves
Jaro y Marcos comentando la jugada
Mientras tanto, Nuria y Pablo calientan en "liquen ámbar" (6a+), durante la mitad de la travesía Pablo sufre un percance,la visión se vuelve nublada, las fuerzas desaparecen y aparece el pánico, hasta el punto que Pablo se tiene que tumbar en la mitad de la vía, (que no se como es posible esto,) y reponerse....para mi que no desayuno bien, seguro que debería añadir mas nutela a su dieta... Por suerte no ha quedado ningún documento gráfico que inmortalizara tal escena.
Poco mas puedo contar de este día ya que Diego y yo nos fuimos a casa a comer, como dios manda, primer y segundo plato con siesta, que en el mundo de la montaña hay que empezar poco a poco. Sé que el resto del grupo estuvo trasteando después por la muñeca.
